Todo puede parecer muy improbable sin embargo, no existe absolutamente nada imposible. Qué jodío ¿no?

 

Suspendí filosofía.

Y prácticamente todas las materias comunes, idiomas incluidos.

El haber suspendido la materia filosófica no fue nunca un factor determinante para hacerme así. [y en “así”, podemos incluir cualquier cosa, cualquier palabra que se apresure a tu mente]

Comienzo este blog sin grandes fines, uno de esos blogs que no servirán para nada, ni en el presente, ni en un futuro. Sin ninguna intención, sin objetivos.

 

Sé lo que no es: no es un blog de ayuda, ni terapéutico, ni solidario. Es mi blog de filosofía.

Desconozco el motivo o la manera por la cual llegaste hasta aquí, pero, gracias por haber venido.


Un saludo.

No sé cual es la finalidad de este blog.

No sé qué espero de él.

Tal vez esconderme.

Tal vez.

 

Otra cosa...  si crees que    

ESTO NO ES FILOSOFÍA

posiblemente estés en lo cierto.

 

BAJO ESTAS PIEDRAS

Crotal Nº 107

Mi foto
Dicen que la Kabra tira p'al monte... ¿pa dónde tiras tú?



chico malo

Ya no voy a cuestionarme ni cuantas veces se enamora una en esta vida, ni mucho menos cuantas de ellas, lo hace de un chico malo.

El encanto de los chicos malos reside, precisamente, en lo cabritos que pueden llegar a ser. No definiré hoy tampoco a un chico malo.

Yo tengo mi chico malo particular y propio. ¿cabrito? Por supuesto, y besucón. De los que para rematar la faena, ahora, que estás casada y  fuera del mercado, te mandan un besazo enorme por teléfono. ¿dónde? Preguntas tú, emocionada, en la mejilla, te dice él.

 

¿En la mejilla? (¿tu eres idiota?) lo piensas y no lo dices, porque claro, estás casada y queda de puta pena. Y no es que quieras el beso en otro lado, de hecho ni siquiera sabes si lo quieres en el careto, es que aunque estés casada, eres mujer, y eso de que te quiera dar un beso así, como de hermano ESE chico malo por el que te hubieras matado hace unos años, te sienta como una patada en los higadillos.

 

¿Tienes ya novia? Preguntas como quien no quiere la cosa. En el fondo no quieres ni saberlo, con que te diga que NO, tu orgullo queda saldado, pero que no te mienta tampoco, si es que sí, que sea que sí.

Te queda el resto de la vida para odiar a esa zorra que consiguió lo que tú no supiste hacer.

 

Lo curioso es que hace mucho que dejé de estar enamorada de él. Sin embargo sigue siendo mío.

 

Me debe un beso, pero me basta un castillo.

 

Existe una carretera que me lleva siempre a sus ojos.

 

Y nunca me amó.

 

¡Que cabrón! él se lo pierde. Sentimientos encontrados.

 

Mi chico malo sabe que me confunde, que me irrita, que lo odio, que lo adoro, sabe que puede contar conmigo, que lo mandaré a la mierda si me apetece, sabe que esto será así por siempre y por eso me cuida y me putea, y yo lo sé y me dejo, porque me gusta que sea así, que ese espacio, ese pequeño espacio, especial, exclusivo y único, es mío, solamente mío.

Han habido y habrán otras mujeres en su vida con posiciones mejores que las mías, pero ese escalón, ese pequeño rincón, es mío, me lo he ganado a pulso, me ha costado días, meses, años; he pagado por él, noches en vela, lágrimas y mil preguntas, pero me hice un hueco en ese corazón.

No me dejó llegar más alto, no quiso.

 

Hoy su voz está tranquila, mi chico malo se está estabilizando, sólo espero que una vez que alcance el equilibrio, no se dé cuenta de que sigo ahí y de que no le sirvo para nada.

No sé que es peor…


Tener hijos pequeños o perros grandes.

 

El primero, frustrado al completo, porque se le ha prohibido terminantemente que se beba el agua de cubo de fregar, tanto con vaso como con cañita, ha decidido bajo su libre albedrío de bebé librepensador y puñetero, beberse el agua del retrete con la cucharilla del café.

Jódete y baila con el mierda niño.

 

El segundo me ha atropellado hoy. Tal y como suena, ha venido corriendo, ha saltado el escalón, saliendo de detrás del jodido sauce llorón, que le llegan las ramas hasta el suelo, y, evidentemente, cuando me ha visto que yo bajaba, él, ya estaba en el aire.

Resultado: el puto perro (cuarenta kilos) ha reventado sus narices contra mi pierna izquierda, moratón para la Ana, y, una de sus patitas, contra mi pierna derecha, esta quedó tal cual: hematoma del siglo, con inflamación, calentura y cojera todo el santo día.

Baila si puedes, Ana, que jodida ya estás para toda la semana.

un minuto


Hoy quise dedicarle unos versos al silencio, al recuerdo, a la vida y a la nostalgia.

Fui incapaz de recordar los silencios primeros y los versos pausados.

Los rotos del corazón impedían ver su nombre, oír su voz.

Hoy, añoré no añorarlo porque significa haber perdido para siempre un minuto de poesía.

 

a la mierda con el puto PC

Hoy es uno de esos días en los que no sé lo que quiero –que raro- he saltado de un blog a otro –como la cabra que soy- y me he logineado como yo y como la otra tres o cuatro veces.
Joder, tengo una crisis de identidad.
No, es un mal momento.
No, es una crisis.

¿Ahora quien soy?

Vaya mierda de Internet.