Todo puede parecer muy improbable sin embargo, no existe absolutamente nada imposible. Qué jodío ¿no?

 

Suspendí filosofía.

Y prácticamente todas las materias comunes, idiomas incluidos.

El haber suspendido la materia filosófica no fue nunca un factor determinante para hacerme así. [y en “así”, podemos incluir cualquier cosa, cualquier palabra que se apresure a tu mente]

Comienzo este blog sin grandes fines, uno de esos blogs que no servirán para nada, ni en el presente, ni en un futuro. Sin ninguna intención, sin objetivos.

 

Sé lo que no es: no es un blog de ayuda, ni terapéutico, ni solidario. Es mi blog de filosofía.

Desconozco el motivo o la manera por la cual llegaste hasta aquí, pero, gracias por haber venido.


Un saludo.

No sé cual es la finalidad de este blog.

No sé qué espero de él.

Tal vez esconderme.

Tal vez.

 

Otra cosa...  si crees que    

ESTO NO ES FILOSOFÍA

posiblemente estés en lo cierto.

 

BAJO ESTAS PIEDRAS

Crotal Nº 107

Mi foto
Dicen que la Kabra tira p'al monte... ¿pa dónde tiras tú?



qué pena de tiro mal pegao


El que no se dio, quiero decir.

Voy a contaros algo, y voy a hacerlo desde mi único y exclusivo punto de vista, desde mi rabia, mi frustración, mi ira y mi dolor.

Comenzaré por la ira, que mayoritariamente es lo que siento en este momento, ira y rabia, y ganas, muchas ganas de arrancarle la cabeza a alguien; os explicaré también porque siento frustración, aunque básicamente sea por no poder arrancarle la cabeza, y os contaré porque el dolor apareció, me reconcomio y más tarde desapareció para dejar paso a la ira, a la rabia, a la frustración, y finalmente a la apatía mas absoluta que sentiré en cuanto pueda vomitar todo esto y mis palabras sean oídas.

 

Hace unas semanas me llegó un mail, un mail donde decía que una conocida mía había muerto. ¿el remitente? Un supuesto conocido de ella.

Los pelos se me pusieron como escarpias ¿era fiable lo que me decía? Dudé, pregunté, supongo que hasta utilicé un tono alto para ello, me explicó.

¿me convenció? Lo hizo, creí lo que me estaba contando, y entre las cosas que me contaba me dijo que en un bloc de notas que había dejado, estaba mi nombre y lo que quería que me dijera cuando ella hubiese muerto. ¿Por qué lo creí? Pues por la misma razón que podría no haberlo hecho, porque era un 50%, porque soy humana y porque además debo de ser idiota.

Y debo de serlo, sí, porque en casa me decían que no le diera más vueltas, que no era una información fiable, mis conocidos y conocidos de ella tampoco lo creían, quizá alguno dudaba, pero la posición mas fuerte era la negación ante tal hecho. Yo, sin embargo, lo creí.

O por una vez quise ser alguien especial y creer que yo era importante para ella, y para serlo debía estar en ese bloc, con una despedida para mí en exclusiva.

Me ha costado un poco el poder comprobar si los datos que tenía eran realmente fiables ¿por qué? Pues porque vive lejos, porque no tengo contacto con su familia y esas cosas.

Pero antes de que ella reapareciera diciéndome que estaba vivita y coleando, yo ya sabía que esto era así, le puse cara de sorpresa ¿por estar viva? No, por la poca vergüenza que tiene.

He podido comprobar también que el supuesto amigo remitente era ella en realidad.

Y que no he sido la única agraciada en el sorteo de amigos de la difunta.

 

Y la historia a grandes rasgos es esta.

 

Ahora voy a explicaros lo del principio, yo abro un mail y me encuentro una despedida de alguien que ya está muerto, de alguien que quiere que yo sepa que está muerto, que quiere despedirse de mí; y yo, yo dudo y a la vez me lo creo, y unas explicaciones estúpidas que se me dan en un momento de confusión me convencen, o quizá y me reitero, me dejo convencer, pero en resumidas cuentas, yo me lo creo. Y a partir de ese momento mi mente comienza a girar entorno a preguntas que yo misma me hago, preguntas que se me clavan, que me ahondan, que me hieren. Me cuestiono si soy culpable, no de provocar su suicidio, pero sí de no haber hecho nada por evitarlo ¿era consciente de que ese riesgo existía ? Me pregunto, y si no lo fui ¿por qué motivo fue así? ¿estaba obligada a prestar más atención? Y si era así ¿por qué no lo hice? ¿hubieron señales de humo? ¿por qué no las vi? ¿por qué se despide de mí y no de ti? ¿qué coño hago yo en una lista de despedidas?

Una vez y otra vez, una por una esas preguntas y más, terminar y comenzar de nuevo, no encontrarles respuesta a ninguna, volver a empezar...

 

Dolor.

Por su muerte y por ese sentimiento descentrado de creer que no habiéndolo hecho mal, sabes que podrías haberlo hecho mejor.

Soy humana, soy tan asquerosamente humana que me cuestiono mi propia culpabilidad en base a errores que nada tienen que ver con este tema, arrastro mis propias mellas y quien bien me conoce, sabe que no necesito las de los demás para hacerme daño solita.

 

Cuando descubro que todo es una mentira, una mentira absurda y cruel, no consigo sentirme aliviada, el dolor se transforma en otro daño, más sordo, más neutro, pero igual de ácido que el primero; me planteo que anda tan mal en mí para que mi reacción haya sido esa misma y no otra.

Las preguntas vuelven a amontonarse y esta vez van directas a mis cimientos. Bombardeándolos.¿por qué elegiste sentirte culpable? ¿qué escondes para que esto haya sido así? ¿qué no sabes de ti misma? ¿o peor aún, qué te ocultas?

Me resumo en frustración pues soy incapaz de encontrar una sola respuesta, y si lo hago, prefiero no oírla, porque esta a su vez genera más preguntas que soy incapaz de afrontar.

 

Y cuando mi parte ancestral decide surgir para rescatarme de mí misma remonta la ira el vuelo, y aquí me encuentro preguntándome que tipo de persona decide una mañana mandarte un mail notificándote su muerte, haciéndote creer que le importabas lo suficiente como para pedirte que la recordaras, que la quisieras, que la apreciaras un minuto más.

Una muy mala persona, me digo, una persona muy perturbada, sólo alguien que pretende herirte.

¿herirme? Si eso es lo que pretendía bravo por ella, porque en su momento lo consiguió; bravo por mí, que aún puedo creer y equivocarme, y equivocarme otra vez sabiendo que no será la última y que yo aún tengo algo de lo que ella carece.

Con todas mis mellas, con todas mis trabas, con mi egoísmo / egocentrismo humano yo sé que nunca haría algo así.

 

Y ahora voy a darme paso a la apatía, a desterrar todos los recuerdos y palabras que nos dijimos, me quedaré con las mías, con mis sentimientos, esperando el poder haber aprendido algo de todo esto, pero sobre mí, sobre mis reacciones, y no sobre alguien que no merece ni siquiera que nadie la recuerde en vida.

Ya no quiero arrancarle la cabeza, me gusta más ahí, donde la tiene, a más de un palmo del corazón, de eso que sólo le sirve para mantenerla viva, pero que no ama, odia, sólo odia y que en su odio pretende arrastrar todo cuanto pille por delante.

Sí, definitivamente me gusta más ahí, colocadita en su sitio, fría, inteligente, donde pueda ver realmente lo que consigue a su alrededor, los sentimientos que logra despertar ella solita y sin ayuda de nadie.

Yo ya no sé si es más feliz así o de otra manera, pero realmente me siento liberada cuando sé que ya da igual.

 

Que pena de tiro mal pegao es el título de este hilo, supongo que no tiene preguntas, y sin haberlas que cada cual saque sus propias conclusiones.

Y  ahora, apática ya total, me veo en condiciones de cambiar el enunciado primero, y voy a dejar el mismo tal que así:

 

“la liberación de sacar a un descentrado de tu vida”

la pila del reloj

El otro día fui a cambiar la pila de mi reloj. Una de esas diminutas pilas de botón que mueven el tiempo en nuestras muñecas. La pila ha latido durante seis o siete años. En la última semana, los dígitos del reloj se mostraban fantasmales y tenía que girar el reloj para ver la hora. Al final, no quedó más remedio que sustituir la pila. 



Durante estos años los compuestos químicos de la pila se han ido secando poco a poco. Yo, claro, no me daba cuenta. La pila se secaba y yo me iba haciendo más viejo. De mi deterioro el espejo me daba cuenta cada mañana, pero el cambio era tan infinitesimal de un día para otro que las arrugas, las canas, los pelos de menos... han marcado mi rostro con la misma timidez con la que la pila se autodestruía día a día. Podría, tal vez, desear que la pila, como el retrato de Dorian Gray, absorbiera mi corrupción y las marcas del tiempo en mi cara. Pero no, la pila consumía su propio tiempo y yo el mío. Y quizás sea lo mejor. 



Pero no es este un post sobre el tiempo, ya sea absorbido, ganado, perdido, desperdiciado. No. Es un mensaje sobre una sencilla pila de botón. Una pila de botón que, mientras el relojero sustituía por una gemela nueva, me hizo meditar. Pensé en cuantas cosas que soñaba eternas han durado menos que la humilde pila. Tantas cosas y tan infinitamente importantes que se han ido secado entre mis manos y mi brazos sin que me diera cuenta. Cosas que me parecían tan fuertes y rotundas como las montañas que veo los días claros por mi ventana. 



Pero nada, ni las montañas, ni las pilas, ni esas cosas son eternas. No puedo llorar por las montañas, no veré su paulatina erosión, ni como se convierten en páramos. No lloraré tampoco por la pila, al fin y al cabo solo es un objeto. Pero lloraré por esas cosas eternas que han durado menos que la pequeña pila. 



Y no puedo ir al relojero a cambiarlas.                                



by hamelin.

y de los insultos ¿que me cuentas?

Que no, que en esta España nuestra ya no se insulta como antes. Antes era como un desahogo, una especie de acto de violencia verbal; uno decía y se dejaba hasta las tripas en un latigazo, y babeaba toda la mala leche acumulada durante siglos de opresión orgullo y barbarie. Se insultaba de modo solemne, a conciencia

Nuestros insultos nada tenían que ver con lo que corre por esa Europa de ahí arriba, los franceses sin ir mas lejos y por proximidad, te llaman  cretin si les jodes el fuagrás por encima de los pantalones y los pones hechos un santo cristo, ostia, llámame cabronazo que no es para menos y dejate de leches. Los italianos, por aquello de que compartimos Mediterráneo, que pillan a la señora de Giorgio Passani (p.j) el mismo por supuesto, en la cama con el vecino del segundo que es más bajito, pero tiene góndola, y se altera, y en pleno arranque de furia la llama puttana, que vamos a ver, eso ni suena a insulto ni suena a nada, suena a italiano descolocado.

Español tenías que haber sido hombre de Dios, para poder elegir a tu antojo entre llamarla pendón, mala zorra, chocholoco o cacho peazo puta, y que ella te respondiera del mismo modo con un largo arsenal de los so mariconazos, en todas sus variaciones.

Pero no. 

Ya no.

 

A lo que voy es a que antes llamar a alguien imbécil, era afrontar todas las consecuencias de este acto, pero claro, antes era un imbécil para acabar en la comisaría mas próxima, para rasgarse la camisa, y no lo que te encuentras ahora, que te cruzas con el Pepin por la calle y te dice ¿qué pasa joputa? Y se queda tan pancho, y lo que es peor, que el otro va y le contesta hola, gilipollin. Así todo descafeinado y sin sustancia.

 

Ahora el taxista te pita en el semáforo y menta a tu madre, el peatón cruza por donde no debe y se acuerda de tus muertos, la lechera ¿quedan lecheras? Te llama maricón para darte los buenos días, y hecho el uso y el abuso, uno ya ni se inmuta, que parece que hablan de las madres, muertos y miembros de otro, una pena.

 

Ahora para ofender hay que poner trascendencia en el tono, utilizar la preposición de, porque no es lo mismo decirle a uno hijoputa, así de corrido, que decirle: hijo DE puta, o mejor aun: hijo DE LA GRAN puta, a poder ser con una pequeña explosión en la  P que es el intríngulis de la frase.

 

Que no, que pena me da que el uso y abuso de la temática constructiva haya acabado siendo el vocabulario de los parvularios a día de hoy, que tengamos que utilizar el insulto de modo inapropiado recordando a los familiares del interfecto y matizando sobre todo que lo que se pretende en ese momento, es ofender y no saludar.

Para insultar hemos perdido la originalidad, la imaginación y la memoria, vivimos tiempos de anestesia y vulgaridad, aquí ya no se insulta como antes cuando Dios mandaba, que un tonto castizo y seco, dicho en su momento apropiado te dejaba los gayumbos a la altura del tobillo.

mi espacio

Mi espacio no está delimitado, no mide cuatro por dos, ni empieza aquí acabando allá, no tiene forma, ni color, e incluso a veces es hasta complicado de definir; a veces incluso es medio transparente, parece que no está, pero está, siempre está, aunque momentáneamente pueda abrir la puerta de mi espacio y dejar que alguien asome la nariz.

Mi espacio, que duda cabe, es sagrado. y debería además ser inviolable; merecedor de todo respeto.

Mi espacio engloba mis manías y rarezas, mi genio, los momentos cálidos y las frustraciones, las mías, por supuesto.

En el me escondo cuando me siento herida, o me disfrazo de yo buscando la parte ridícula que guardo; el alberga mi pasado y mis duelos, mi conciencia, las sonrisas que no di y los escupitajos que me salpicaron.

No es bello, pero no es feo, es simplemente mi espacio.

 

Y a la mierda todo lo demás.

 

A veces me sorprendo y no precisamente de modo grato de lo gilipollas que puedo llegar a ser.

yo quiero un TBO si no me lo compras lloro y pataleo

En otra dimensión, paralela a esta en la que vivo, hoy me he comprado una casa.

No es la casa de mis sueños, esa ya me la compré en una tercera dimensión aleatoria a mi realidad.

 

La casa que me he comprado se parece bastante a lo que quería, con la ventaja de que tiene tanta obra por hacer, que me la voy a hacer como me de la gana.

He imaginado mentalmente el color de los suelos y las paredes, donde van a ir las estanterías, el presupuesto para las ventanas. Qué me hago yo y donde me anulo y llamo al paleta.

 

Los cuadros ya están casi todos colocados por las escaleras y hasta me he diseñado la chimenea, con su piedra vieja y su ladrillo.

 

La mesa del despacho va a ir colgada con cadenas a los maderos del techo, ya tengo el tablero preparado, es de color cerezo. Hace años que rueda conmigo y por fin le he encontrado el lugar adecuado.

 

En la verja del patio, voy a poner rosales y más allá las margaritas.

 

Aprovecharé ese rincón para colocar mis trastos y el otro para los trastos de los demás.

 

El techo de la entrada voy a bajarlo cosa de un metro, y el mueble viejo, lo voy a poner allí, lleno de hadas.

 

En esa dimensión paralela, hoy soy feliz, ya tengo la casa y voy a vivir en ella.

 

Voy a quedarme un ratito en esa dimensión y seguiré decorando y colocando mis cosas. Luego, mas tarde volveré a esta otra. A esta otra mierda de dimensión donde C. me ha llamado y me ha dicho que ya no quiere venderse la puta casa.

 

 

corriendo mundo por internet.


Me he escapado.

Me he escapado de mi blog. Me lo he dejado allí, solito y acurrucado. Qué se joda.

Aquí me planto, sin pasar direcciones nuevas y abandonando a todos mis antiguos seguidores, a lo que surja [que valiente me veo] [ya veremos lo que me dura] me voy a correr mundo por Internet sin salir de casa.

 

Sin identidad, sin amigos, sin nada.

 

Vamos a comenzar de cero.

 

¿te vienes?

 

No oigo na.

 

Que mal rooooooooooooooooooooooollo.