En otra dimensión, paralela a esta en la que vivo, hoy me he comprado una casa.
No es la casa de mis sueños, esa ya me la compré en una tercera dimensión aleatoria a mi realidad.
La casa que me he comprado se parece bastante a lo que quería, con la ventaja de que tiene tanta obra por hacer, que me la voy a hacer como me de la gana.
He imaginado mentalmente el color de los suelos y las paredes, donde van a ir las estanterías, el presupuesto para las ventanas. Qué me hago yo y donde me anulo y llamo al paleta.
Los cuadros ya están casi todos colocados por las escaleras y hasta me he diseñado la chimenea, con su piedra vieja y su ladrillo.
La mesa del despacho va a ir colgada con cadenas a los maderos del techo, ya tengo el tablero preparado, es de color cerezo. Hace años que rueda conmigo y por fin le he encontrado el lugar adecuado.
En la verja del patio, voy a poner rosales y más allá las margaritas.
Aprovecharé ese rincón para colocar mis trastos y el otro para los trastos de los demás.
El techo de la entrada voy a bajarlo cosa de un metro, y el mueble viejo, lo voy a poner allí, lleno de hadas.
En esa dimensión paralela, hoy soy feliz, ya tengo la casa y voy a vivir en ella.
Voy a quedarme un ratito en esa dimensión y seguiré decorando y colocando mis cosas. Luego, mas tarde volveré a esta otra. A esta otra mierda de dimensión donde C. me ha llamado y me ha dicho que ya no quiere venderse la puta casa.
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